jueves, 17 de diciembre de 2009

El pasado no pasó


En los últimos tiempos, una serie de casos de la llamada “inseguridad” sacudió a la opinión pública. En la mayoría de ellos se registraron víctimas fatales o gravemente heridas, como en el caso del ex futbolista Fernando Cáceres.

La seguidilla de delitos urbanos también repuso en el debate el tema de la imputabilidad de los menores. Sucede que en prácticamente todos los casos, jóvenes de menos de 18 años participaron de los ataques.

No es punto a soslayar.

No obstante, considero que un dato no se remarcó con la suficiente claridad: todos los menores que participaron de los casos de delito urbano recientes nacieron durante el mandato del ex presidente Menem.

Saquen las cuentas.

Lo repito por si alguien no comprendió lo que quiero decir: TODOS LOS MENORES QUE PARTICIPARON DE LOS HECHOS DE INSEGURIDAD NACIERON DURANTE EL GOBIERNO DE LA RATA DE ANILLACO.

No faltará la voz que de inmediato salga a decir: “¿Menem? Menem ya es el pasado. Menem ya pasó. El pasado, pasado está. ¿Qué tiene que ver?”

Como si los hechos que ocurren en el presente no estuviesen severamente condicionados por el pasado. Como si uno y otro no estuvieran conectados por hilos a veces imperceptibles.

Como si lo que cosechamos hoy no hubiese sido sembrado con anterioridad, para usar una metáfora agrícola.

Esos pibes-chorros nacieron en aquel contexto y hoy no son otra cosa que su consecuencia.

Porque el pasado no pasó.

El pasado está aquí entre nosotros.

Y sigue matando.




jueves, 3 de diciembre de 2009

Nuestra estúpida inconducta


Si algo caracteriza al ethos del argentino medio, eso es su carácter refractario a la ley. En cuanto se instaura una norma, allí está presto el argentino medio para violarla.

Es, de algún modo, un comportamiento infantil: si le dicen que haga A, el argentino medio hace B. Si le dicen que no haga A, el argentino medio hace A.

Se trata de una rebeldía patológica cercana a la estupidez.

Yo no obedezco porque soy más vivo que la ley.

En efecto.

Pocas cosas como el caos de tránsito porteño evidencian este tipo de conductas. Basta que aparezca un semáforo en rojo para que el argentino medio acelere, en vez de frenar, como ocurriría en cualquier país con un mínimo grado de instrucción cívica.

Pero no.

El argentino ve un semáforo en rojo y acelera para pasar primero.

Qué vivo que soy.

Desde luego, esta conducta rebelde nada tiene que ver con los 20 muertos al día –promedio-, que se registran en accidentes de tránsito.

De ningún modo, señor.

Los accidentes de tránsito los provocan los demás, no yo, que soy muy vivo. Según las estadísticas, la mayoría de los argentinos cree que maneja bien y que son los otros los que hacen barbaridades al volante.

¿Yo, señor? No, señor.

Es que la ley es para el argentino medio un obstáculo a sortear, no una condición para la convivencia ciudadana.

Para el argentino, toda ley está hecha para ser violada. Si puedo no respetar la ley, no la respeto. Sólo respeto la ley cuando no me queda otra alternativa.

Porque el argentino medio avanza hasta donde puede o hasta donde lo dejan, nunca hasta donde corresponde.

Si pasa, pasa.

En este país, el tipo que hace lo que corresponde es mirado primero con asombro, luego con desdén y finalmente con hostilidad.

¿Cómo se te ocurre hacer lo que corresponde?

Un país en el que respetar la ley equivale a ser signado como estúpido, simplemente, es un país inviable y sin futuro.




miércoles, 18 de noviembre de 2009

El extraño caso del país de los que escupían para arriba


Había una vez un país cuya población tenía la curiosa costumbre de escupir para arriba.

Era un hábito divertido y jocoso.

Escupir para arriba.

Casi todos lo hacían.

Y se reían.

Pum para arriba, les decían desde la tele.

Y todos escupían y se reían.

Es muy divertido escupir para arriba.

Es más: los gobernantes de aquel país aseguraban que escupir para arriba les iba a permitir entrar al Primer Mundo.

Y a la modernidad.

Y a tener un autito 0km.

Y así iban por la vida, entonces, los habitantes de aquel país: escupiendo para arriba.

Divertidos.

Y con su autito 0km.

Pum para arriba.

Pero hete aquí que –y siempre hay un pero hete aquí que en los cuentos-, las cosas cambiaron. Un señor llamado Newton se adelantó y dijo: “Todo lo que sube, baja. Esto va a terminar mal”.

Nadie lo escuchó.

Y todos siguieron escupiendo para arriba.

Y un buen día, los escupitajos de la gente de aquel país comenzaron a caer.

Y caían en la cara de la gente.

Plaf.

Pum para abajo.

Ya no era gracioso.

Qué asco.

Esto no es el Primer Mundo, dijeron.

Qué vergüenza.

Y los escupitajos caían.

Que alguien haga algo, gritaba la gente de aquel país.

Y los escupitajos siguen cayendo.




viernes, 6 de noviembre de 2009

Por algo será


Esto es una vergüenza.

Que alguien haga algo.

Te matan por dos pesos.

Hay que matarlos a todos.

Con los milicos estábamos mejor.

Así no se puede más.

Que se vayan todos.

Quiero mis dólares.

Yo no lo voté.

Deme dos.

Las novelas de Borges.

Las obras de Sócrates.

Con los milicos estábamos mejor.

La casa está en orden.

Felices Pascuas.

Deme dos.

Achicar el estado es agrandar la nación.

Los argentinos somos derechos y humanos.

No te metás.

Algo habrán hecho.

Por algo será.

Yo, argentino.

Esto es una vergüenza.

Que alguien haga algo.

Hay que matarlos a todos.

Por algo será.




viernes, 11 de septiembre de 2009

Siete tesis sobre el Gobierno K


1) El Gobierno de los Kirchner no es un gobierno progresista.

2) Si el Gobierno de los Kirchner tomó medidas que pueden considerarse como “progresistas”, lo hizo por conveniencia y nunca por convicción.

3) El conflicto entre el Gobierno de los Kirchner y sectores del establishment local (vg. la multinacional sojera o la corporación mediática) no debe leerse como la lucha entre un Gobierno progresista y las clases dominantes, sino como la puja de poder entre dos o más facciones de esas mismas clases dominantes.

4) El kirchnerismo ha sido la variante del peronismo que ganó las elecciones de 2003. Esos comicios iban a realizarse en verdad en 2002, en medio de los “cacerolazos”, pero fueron pospuestos hasta que pudiera ganar un candidato menos incómodo para el poder.

5) El kirchnerismo es, pues, la consecuencia política de la reconfiguración de las clases dominantes en la etapa post-convertibilidad.

6) El kirchnerismo, mirado más de cerca, es la continuidad lógica del menemismo pero con la careta de los Derechos Humanos. Comparte con el menemato una misma matriz corrupta de hacer política.

7) El kirchnerismo carece de un plan o modelo de desarrollo económico sustentable. Sólo se limitó a aplicar una variante del neo-keynesianismo, con prebendas para algunos sectores de la economía local (vg. petrolero, minería) vinculados a la producción y a la sustitución de importaciones.




jueves, 27 de agosto de 2009

La realidad y los medios


La única verdad es la realidad”, decía el General en una de sus más famosas citas. Ahora bien, ¿qué es “la realidad”?

La respuesta es muy simple: la realidad es lo que pasa en la tele.

Lo que pasa en la tele, pasa.

Lo que no pasa en la tele, no pasa, aunque pase.

De este modo simple se construye la realidad y se da por verdadero o válido lo que determinan los medios.

Erich Fromm decía que gran parte de lo que creemos que es “la verdad” no es sino “el consenso de la mayoría manipulado por aquellos que detentan el poder”.

Los medios se han vuelto eficaces mecanismos para manipular esa realidad y para transformar lo falso en verdadero, lo verdadero en falso, o lo que fuese menester para el poder de turno.

Así, durante mucho tiempo, se nos hizo creer que el Estado –sin ningún lugar a duda posible-, era una entidad obsoleta que debía ser desmantelada.

Así nos fue.

Otro buen ejemplo de la manipulación de la realidad es el caso de la “inseguridad”. Está bien claro que el delito aumentó en los últimos años, lo que puede comprobarse desde la ciencia social. Pero la reiteración de casos mostrados desde los medios, en determinadas circunstancias propicias, no es algo azaroso.

Es simple: si conviniera al poder, la “inseguridad” no existiría. Y para los medios se trataría, apenas, de “algunos delitos violentos ocurridos aisladamente”.




viernes, 14 de agosto de 2009

La pobreza está de moda


Qué país canalla será el que vivimos, que ahora se habla de la pobreza porque conviene a los ricos.

O porque puede usarse como ariete contra el Gobierno.

Causa asco y repulsión: los ricos descubren la pobreza, y encima se indignan.

Qué horror, diría la señora de los almuerzos.

El Gobierno tampoco se queda atrás, claro. El Indec anunció que modificará su metodología para medir la pobreza. A juzgar por lo ocurrido con los precios, de seguro todos pasaremos a vivir en la opípara abundancia, mientras los pobres pobres serán barridos bajo la piadosa alfombra de las estadísticas retocadas.

De lo que seguro pero seguro no se habla es de las causas de la pobreza.

No, señor.

De eso no se habla.

A menudo, la pobreza es descripta con minuciosa pulcritud, pero nadie explica por qué existe o crece cada día un poco más. Pareciera que la pobreza es una suerte de fenómeno atmosférico, algo que ocurre porque sí, como todo lo que ocurre en este país.

No tiene causas ni razones.

Sólo existe.

Y crece.

Pero a nadie en su sano juicio se le ocurriría decir que la causa fundamental de la pobreza es la riqueza de unos pocos.

Vaya si es simple: si el país puede abastecer a todos, y hay muchos que no tienen nada, es porque unos pocos se quedan con la parte del león.

La pobreza la causan los ricos con su riqueza.

Esos mismos señorones que ahora se hacen los indignados.




martes, 21 de julio de 2009

El principal problema de los países pobres no es la pobreza


Los países llamados “desarrollados” funcionan gracias a un simple principio social: los que más tienen, más aportan, de modo que no haya personas que no tengan nada.

Dicho de otro manera: los ricos “ceden” parte de sus ingresos para que en el país no haya pobres.

Es algo beneficioso para todos –incluso para los propios ricos-, y para la estabilidad misma del sistema.

Ese dinero que se recauda básicamente de los ricos es administrado por un estado fuerte que lo destina a las actividades más importantes que puede tener cualquier nación: salud, educación, jubilación, seguridad, etc.

El mecanismo fundamental para lograr este esquema social es un sistema tributario progresivo que se basa en impuestos a la riqueza. Mediante este esquema se logra un nivel de vida relativamente bueno para casi toda la población, y una sociedad estable y previsible.

(Desde luego que los países “desarrollados” distan de ser perfectos, y no están exentos de los conflictos que conlleva el propio capitalismo. Un buen ejemplo de ello es el de Islandia, un país de altísimo nivel de vida que se vio conmovido por la reciente crisis mundial)

Los países “subdesarrollados”, en cambio, padecen un esquema inverso: en ellos, los ricos se han convencido de que tienen derecho a preservar sus privilegios, y por ende, existen los pobres, el conflicto y la inestabilidad social.

En países como la Argentina, capaces de sostener teóricamente a una amplia población, la sola existencia de pobres implica –necesariamente-, que hay ricos.

En otros términos: si hay para todos, que haya muchos que no tienen nada es porque hay unos pocos que se quedan con más de lo que les corresponde.

Dicho de otro modo: en estos países, la existencia de los pobres es una inevitable consecuencia de la existencia de los ricos.

Simplificando más: Los pobres son una consecuencia de los ricos.

En los países subdesarrollados, el sistema tributario se basa en impuestos al consumo, que -en proporción-, gravan más a los que menos tienen. El sistema tributario de estos países es –entonces-, funcional a los que tienen más.

La primera medida que debiera tomar un gobierno “progresista” de un país subdesarrollado sería la de cambiar el sistema tributario para hacerlo más progresivo.

Conclusión: el principal problema de los países pobres no es la pobreza sino los ricos.

jueves, 16 de julio de 2009

La última carta de Favaloro




Simplemente, me pareció un deber moral publicarla. Es la carta-despedida del Doctor René Favaloro antes de su suicidio. Debe ser leída porque, trágica, explica un poco a este país de mierda.
Dice así:



Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces... Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles.
Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.

En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).

Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.

Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.

A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.

Este era nuestro único contacto.

A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.

La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!

Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.

Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.

Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).

Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.

El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.

Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.

Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio? Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. “Pero cómo, ¿usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?”. “Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe”. ¡El cirujano “de real valor” además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!

Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las “indicaciones” de su cardiólogo. “¿Doctor, usted sigue operando?” y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.
Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional.

Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna “lecture” de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el “sistema” y el dinero es lo que más les interesa.

La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter eco, cámara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos...

No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. ¡Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle “la operación económica” y entregará el sobre correspondiente!

La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir “no hay camas disponibles”.

Nuestro juramento médico lo impide.

Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses... Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.

En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.

¡Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.

¡Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros! Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.

¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?

Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.

La mayoría del tiempo me siento solo. ¡En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!

Sin duda la lucha ha sido muy desigual.

El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.

Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al “sistema”.

Sí al retorno, sí al ana-ana.

“Pondremos gente a organizar todo”. Hay “especialistas” que saben como hacerlo. “Debes dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado”. “Debes comprenderlo si querés salvar a la Fundación”

¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!

En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.

Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: “a mí no me ha derrotado nadie”. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.

“¡La leyenda, la leyenda!”

Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.

Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.

Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.

No puedo cambiar.

No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.

Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.

Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.

En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.

En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.

A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.

Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.

Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.

Un abrazo a todos
René Favaloro

[Buenos Aires – 29 de julio de 2000 - 14,30 horas]

jueves, 9 de julio de 2009

Los outsiders y el "no-golpe" de estado


La novedad particular de la democracia latinoamericana de los últimos años consiste en que las clases dominantes ya no necesitan poner a intermediarios (llamesé políticos) como candidatos de gobierno. Ahora, el establishment coloca gente de su propio seno, “empresarios exitosos” que saltan con buena fortuna a la arena política.

En nuestro país, los casos paradigmáticos son los de Mauricio Macri y ahora de Francisco de Narváez, que no por nada son aliados electorales.

Durante muchos años, los políticos fueron un mal necesario para el establishment, y fue menester transformarlos en títeres para asegurar las apariencias democráticas. De lo contrario, había golpe de estado o “fraude patriótico”.

Es lo que se denomina “desprestigio de la política”: tener una militancia, hoy en día, no garantiza nada y es más bien un demérito cuando de elecciones se trata.

Mejor es ser un “empresario exitoso” que sale sonriente en la tele.

El novedoso fenómeno (esto es, el de los outsiders de la política que ganan elecciones vía billetera del poder económico) no ocurre en casi ningún lugar más o menos normal del mundo, (voto a Ross Perot!) con la notoria excepción de Italia, donde gobierna el inefable Silvio Berlusconi.

Pese a las denuncias de corrupción reiteradas y a los escandaletes sexuales en que se ha visto involucrado, Il Cavaliere sigue en su puesto muy orondamente, incluso votado en diversas ocasiones por el pueblo de su país. “Los italianos me quieren así”, dice sonriente Berlusconi, que –vaya casualidad-, es dueño de las principales cadenas de medios de la península.

En fin.

Otra de las curiosas “novedades” que han ocurrido recientemente en Latinoamérica es el particular golpe de estado contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya.

Zelaya –un político de derecha que hizo en el aire una pirueta de realpolitik para saltar a la izquierda chavista-, fue detenido por los militares y “depositado” amablemente en otro país. Quienes organizaron el golpe de estado –es decir, quienes removieron ilegalmente a un presidente constitucional-, dicen muy serios que no hicieron ningún golpe de estado.

¿Cómo dice?

Se trata de un extraño no-golpe, o –argumentan-, un golpe de estado legal, como si esos términos pudieran ser compatibles.

Antaño, en Latinoamérica, el Ejército hacía un golpe y no tenía pruritos en disimularlo: “Las FF.AA. han tomado el control del Gobierno”, decían secamente en su primer comunicado. A lo sumo, lo más raro que ocurrió fueron los “autogolpes” de Bordaberry en Uruguay (1973) o Fujimori en Perú (1992): en ambos casos, el Ejecutivo disolvía a los otros dos poderes y asumía el mando del Estado.

Lo curioso del caso hondureño es que el Ejecutivo ha sido removido con la anuencia explícita de los otros dos poderes. Y, claro, el apoyo del Ejército, la Iglesia y el establishment económico.

En esto no es muy “original”.

¿Estarán los outsiders y los “no-golpes” de estado en el futuro próximo de Latinoamérica?

miércoles, 1 de julio de 2009

Saavedra y los pícaros


La carta que Guadalupe Cuenca le escribe a Mariano Moreno –su marido-, lo dice todo. No hay casi nada más que agregar. Está fechada el 20 de abril de 1811: ni siquiera había pasado un año de la Revolución de Mayo.

Extractada por Felipe Pigna (Viva, 21-06-09), dice así:

(...) los han desterrado*, a Mendoza, a Azcuénaga y Posadas; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis; Vieytes, a la misma; French, Beruti, Donado, el Dr. Vieytes y Cardoso, a Patagones; (...) Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho, que hace injusticias (...) Está visto que los que se han sacrificado son los que salen peor que todos, el ejemplo lo tienes en vos mismo, y en estos pobres que están padeciendo después que han trabajado tanto, y así, mi querido Moreno, ésta y no más, porque Saavedra y los pícaros como él son los que se aprovechan y no la patria (...)

La carta nunca llegó a destino porque Moreno ya estaba muerto: había sido envenenado en alta mar.

Desde entonces, pareciera que en este país siempre ganan Saavedra y los pícaros.

*se refiere a los morenistas.

He aquí un link para leer la carta completa: http://www.literatura.org/25Mayo/carta2.html



jueves, 25 de junio de 2009

Depende


A Don Andrés Cascioli

Que todo depende del color del cristal con que se mire, eso es ya bien sabido. Pero a veces, las cosas pueden cambiar de un modo abrupto, dependiendo de qué lado del mostrador estamos.

Así, –por caso-, si estamos de acuerdo con una protesta (un escrache, un cacerolazo, lo que fuera) decimos que se trata de una espontánea expresión popular de rechazo. Ahora, si sufrimos ese mismo rechazo, decimos que se trata de una clara provocación organizada.

Si se sanciona una ley que nos favorece, afirmamos que es una expresión de la sabiduría democrática del Parlamento. Si la ley no nos conviene, advertimos que se trata de un abrupto cambio de reglas que atenta contra nuestra seguridad jurídica.

Si la Justicia falla a favor nuestro, por ejemplo, aseguramos que es una sana demostración de la independencia de los tres poderes. Si, claro, el fallo es en nuestra contra, repetimos que es una expresión de la burda corruptela judicial.

Si hacemos un paro, decimos que es un legítimo derecho constitucional de protesta. Si el paro nos afecta, obviamente, afirmamos que es una burda extorsión de un grupito de activistas.

Si el Estado interviene económicamente a nuestro favor en un caso, decimos que se trata de un necesario subsidio para preservar la sana economía del país. Pero si esa intervención es en nuestra contra, argumentamos que es una clara y perjudicial injerencia del Gobierno en los mercados.

Si para protestar cortamos una ruta o calle con un piquete, decimos que es una legítima protesta popular que gana las calles. Si el corte nos perjudica, claro, aseguramos que es una evidente violación a nuestra libertad de tránsito.

Si los medios exponen nuestro caso, y lo hacen a nuestro favor, decimos que es la cruda verdad mostrada por el periodismo independiente. Si los medios están en contra nuestra, afirmamos que todo es una burda manipulación mediática.

O algo así.





sábado, 20 de junio de 2009

Belgrano murió hoy





“Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos”.

Manuel Belgrano (1770-1820)





Esto escribió Arístides en 2008: http://aristideseljusto.blogspot.com/2008/06/belgrano-ese-hroe-que-no-merecemos-o-el.html

Esto escribió Arístides en 2007:
http://aristideseljusto.blogspot.com/2007/06/belgrano-ese-loser.html

miércoles, 17 de junio de 2009

Los políticos no gobiernan para la gente


A propósito de las próximas elecciones, oigo muy a menudo afirmaciones como esta:

-Los políticos vienen a pedirnos el voto, pero después no se acuerdan de nosotros, los pobres.

O bien:

-Los políticos no gobiernan para la gente.

Más allá de cierta ingenuidad popular que esta frase encierra, uno puede muy bien asentir con la cabeza ante su rotundez. Es que, amigos, la cosa es muy simple: los políticos, efectivamente, no gobiernan para la gente.

Los políticos que acceden al gobierno son la resultante de una estructura de poder, poder que –precisamente-, no controla “la gente”.

Noam Chomsky decía que la democracia es apenas una votación en la que los ciudadanos “eligen a un representante de las clases dominantes, y luego se van a sus casas a ver la televisión”. Erich Fromm sostenía que las democracias occidentales se han ido reduciendo a “simples plebiscitos”, en los que –lo máximo que puede decirse-, es que al ciudadano “se lo gobierna con su consentimiento”, y nada más.

En otros términos: la “democracia” (esto es: el “mecanismo formal de elecciones”) es como esos magos que nos hacen elegir la carta que les conviene a sus trucos, haciéndonos creer que la hemos elegido por nuestra voluntad.

Elegimos mientras nada cambie en realidad.

Es que si llegara a aparecer un político que realmente deseara gobernar para la gente, entonces no accedería nunca al gobierno. Las clases dominantes tienen muchos medios para evitar que candidatos inconvenientes alcancen “el poder”.

Y si lo alcanzan, es porque no van a gobernar para la gente: en el peor de los casos, el poder de turno sabrá como fagocitarlos y usarlos a su favor.

Es lo que yo llamo el Principio de Incertidumbre de la Política: si sube, no gobierna para la gente; y si gobierna para la gente, no sube.



domingo, 7 de junio de 2009

Mudar de tiranos


Moreno lanzó su vaticinio atroz:

Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”

Lo escribió en el Prólogo a El Contrato Social de Rousseau, que tradujo al español.

Lo publicó en la Gazeta de Buenos Aires, ese diario que fundó un día como hoy, pero en 1810.

Moreno, a quien algunos señalan como el primer desaparecido de nuestra historia.

Moreno, la cabeza de aquella Revolución que quedó trunca.




miércoles, 3 de junio de 2009

Esa rareza llamada honestidad


La noticia ya es recurrente: una persona que devuelve un dinero perdido aparece en las noticias y recibe la alabanza general.

Esto es: una persona que hace lo que corresponde es noticia.

Es curioso.

¿Por qué es noticia que alguien sea honesto?

Acaso sea porque nos hemos acostumbrado tanto a la deshonestidad, que una persona decente se ha vuelto una rareza.

En TEA me enseñaron que una noticia es un hecho extraordinario que merece ser contado. Es decir, es noticia que un hombre muerda a un perro, no que un perro muerda a un hombre.

¿Por qué merece ser contado el caso de una persona que hace lo que corresponde?

En un país deshonesto, el honesto es la excepción.

Si esto sigue así, llegará el día en que veamos este tipo de noticias:

DESCUBREN UNA ESCUELA PÚBLICA QUE FUNCIONA BIEN Y NO SE LE CAEN LOS TECHOS.

O bien:

HALLAN HOSPITAL MUNICIPAL CON TODOS SUS IMPLEMENTOS COMPLETOS Y HASTA UN TOMÓGRAFO.

Y quizá:

FALLECIÓ AYER EL ÚLTIMO HOMBRE HONESTO DEL PAÍS.





lunes, 25 de mayo de 2009

¿Qué festejamos cuando festejamos el 25 de mayo?


El 25 de mayo de 1810 es el día fundacional de nuestro país.

Pero, ¿qué recordamos cuando recordamos el 25 de mayo? Recordamos que un grupo de criollos tomó el control del gobierno de Buenos Aires y se lo quitó al virrey de España, fundando así un nuevo (proyecto de) país, hasta entonces una colonia.

¿Es esto así?

La Revolución de Mayo fue efectivamente una movida audaz. Pero ni bien se echó a andar, se manifestaron en su seno elementos contradictorios: ¿qué clase de país pensaban hacer los primeros patriotas? ¿Qué modelo de país pensaron, por caso, Moreno y Belgrano, las dos cabezas de aquella Revolución?

Pensaron en un modelo de país sin privilegios, fundado en la producción, en la educación pública y técnica, y hasta en la industria (si, Belgrano hablaba de industria ya en ese tiempo). En síntesis: un modelo de país progresista, basado en el libremercado (lo que entonces era “revolucionario”) y con capacidad de acción autónoma en el contexto internacional.

En otros términos: un modelo de país que mucho después se llamaría “desarrollado”

Sin embargo, ¿qué país finalmente se impuso tras años de guerra de liberación y luchas internas?

Un país para unos pocos, basado en las ventajas comparativas estáticas del campo y dependiente de Inglaterra.

¡Lo contrario a lo que soñaran Moreno y Belgrano!

Dicho de otro modo: el proyecto iniciático de la Revolución de Mayo fracasó o quedó abortado, y sólo en muy pocas ocasiones de nuestra historia se manifestaron elementos progresistas de gobierno.

La Revolución quedó trunca.

De algún modo, la Argentina es –casi desde su inicio-, un país inconcluso.

Llegó la hora de terminar lo que se inició aquel 25 de mayo de 1810.




miércoles, 6 de mayo de 2009

El argentino medio y su auto


El objetivo central en la vida del argentino medio es tener un auto.

Toda su existencia gira en torno a ese vano deseo.

En la consecución de su fin, el argentino medio no escatima esfuerzos ni sufrimientos, y hasta es capaz de vender al país entero a cambio de su objeto fetiche.

Cuando consigue tener su querido autito, el argentino medio pasa automáticamente al siguiente nivel de deseo: tener un auto mejor.

Y así se reproduce el sistema.

Sucede que para el argentino medio, el auto no es simplemente una forma de transporte con cuatro ruedas: es un objeto de status social, una deidad con la que enrostrar a amigos, parientes y vecinos.

El que tiene un auto es mejor que aquel que no lo tiene.

El que tiene un auto mejor es mejor que aquel que tiene un auto inferior.

Y así sucesivamente.

En la escala de valores del argentino medio, el más admirado es el que tiene el mejor auto.

El que tiene el mejor auto, tiene el pene más largo.

Tener un auto te hace más atractivo ante las mujeres, y para las mujeres poseedoras de auto, es un símbolo de “libertad”.

El auto es sinónimo de poder.

Para muchos argentinos medio, el auto lo es todo.

En no pocos casos, el argentino medio le dedica más atención a su auto que a su propia familia, o aún a sí mismo.

Si el argentino medio le dedicara al país la misma atención que le prodiga a su autito, la Argentina sería una potencia mundial.




miércoles, 29 de abril de 2009

La libre iniciativa de robar y matar


A fines del siglo XX, los argentinos consintieron un modelo económico que implicaba la privatización del aparato estatal y la “desregulación” de la economía. Entonces, sin prisa y sin pausa, el estado fue desmantelado y pasado a la actividad privada: trenes, electricidad, gas, agua, etc., etc.

Finalmente, todo fue desregulado y privatizado.

Se privatizó tanto, tanto, que hasta se privatizó el delito.

Si.

En los setenta, era el estado el que secuestraba, robaba y mataba.

Hoy, gracias a la magia del neoliberalismo, la actividad del robo también es privada: es la libre iniciativa de robar y matar.

Nótese que es una actividad desregulada que cualquiera puede iniciar. Hasta un chico de 14 años.

Sólo falta la eliminación del Código Penal para lograr la completa desregulación del delito.

¿Hasta cuándo va esperar la Suprema Corte de Justicia para abolir ese engendro legal que traba el libre mercado del choreo?




viernes, 24 de abril de 2009

Pregunta




Hay para todos.

Muchos no tienen nada.

Pocos tienen mucho.

¿Quiénes son los responsables?

domingo, 19 de abril de 2009

In memorian. Recuerdo del levantamiento del Gueto de Varsovia


El 19 de abril de 1943 comenzo la heroica resistencia del Gueto de Varsovia. Hombres y mujeres decidieron luchar hasta el final antes que caer en las garras de la maquinaria asesina nazi.
Antes que morir, eligieron morir peleando.
Hay una diferencia muy grande.
Mi respeto para aquellos valientes.

miércoles, 1 de abril de 2009

Alfonsín, o el país no supimos merecer


Me vinieron a la memoria dos días.

Uno, radiante, aquel 10 de diciembre de 1983, acaso el día más feliz de mi vida, cuando todo sonaba a esperanza, cuando pudimos al fin respirar después de soportar la asfixia en la garganta.

Yo era apenas un pibe.

El otro, en febrero de 1989, cuando volví del trabajo cansado y me encontré con que el dólar se había disparado a las nubes.

El gobierno de Alfonsín demostró, como pocos, cuán difícil será construir un país más justo y qué duros intereses deberán ser vencidos para lograrlo.


Foto: Fuente Wikipedia



jueves, 19 de marzo de 2009

Consecuencias


Decían: “Por algo será”.

Pensaban: “Con los militares estamos mejor”.

Tenemos televisor nuevo.

Es a color.

Es importado.

“Déme dos”, decían.

También tenemos seguridad.

Vivimos tranquilos.

Las casas sin rejas.

“Por algo será que se llevaron a mi vecino”

Yo, argentino.

Más tarde subió la democracia,

eso de votar un domingo.

Y entonces

consintieron,

apoyaron,

votaron,

la destrucción del estado,

la desregulación financiera,

la apertura económica,

la flexibilización laboral,

el endeudamiento externo,

todo lo que los milicos habían soñado

y no habían podido concretar.

Votaron,

en definitiva,

consintieron,

tácita

o explícitamente,

mientras reían de las monigotadas

del emir ladrón.

Del lector de Sócrates

y las novelas de Borges.

“Déme dos”, volvieron a decir.

Quiero mi licuadora.

Mi nuevo televisor a color.

Poco les importaba lo que ocurría con los más pobres.

Con los pibes sin niñez,

sin educación,

sin familia,

sin proteínas que ayuden a pensar.

Sólo les importaba su autito en cuotas.

Sus ahorritos perdidos.

Encima ahora los muy turros también quieren seguridad.


miércoles, 18 de marzo de 2009

El país que nos merecemos


Estoy harto.

Estoy harto de este país.

Estoy harto de este país mediocre y su gente mediocre.

Estoy harto de este país mediocre y su gente mediocre que ahora pide la pena de muerte.

Estoy harto de este país mediocre y su gente mediocre que pide la pena de muerte ante el incremento del delito.

Estoy harto de este país mediocre y su gente mediocre que pide la pena de muerte ante el incremento del delito, circunstancia que ayudaron a crear con su voto mediocre.

“Lo peor que le pudo pasar a este país son los peruanos y los chinos”, me dice el remisero que me lleva a mi casa con un auto bien viejo y una tarifa bien cara.

“Lo peor que le pudo pasar a la Argentina son los argentinos”, pienso para mí mientras puteo al pelotudo del remisero, un ejemplar de la mediocridad nacional.

Estoy harto de este país mediocre, el país que nos merecemos.