miércoles, 25 de agosto de 2010

El país de los culo sucio


Había una vez un país cuyos habitantes andaban por el mundo con el culo sucio.
Era un caso verdaderamente extraño que la ciencia no alcanzaba a develar. Se trata del llamado país “de los culo sucio”.
En aquel país curioso, los poderosos empresarios tenían sus poderosos culos poderosamente sucios, de más está decirlo.
Los gobiernos de aquella nación no se quedaban atrás, y desde luego sus culos oficiales se apoltronaban, bien sucios, en los despachos gubernamentales.
La prensa de este país tan particular también tenía el culo bastante bien sucio, sumamente bien sucio, aunque lo disimulaban con palabras muy elegantes como “libertad” o cosas así.
La población, va de suyo, también poseía sus pequeños culitos sucios: millones de culitos sucios, multiplicados, hacía un gran culo sucio llamado “opinión pública” o algo por el estilo.
Y así andaban por el mundo los habitantes de aquel país.
Los poderosos empresarios, argumentando su honestidad.
Los gobiernos, aseverando su inexpugnable incorruptibilidad.
La prensa, llamándose a sí misma independiente.
Y la población repitiendo una y otra vez por algo será, yo no lo voté.