jueves, 25 de octubre de 2007

El Principio de Incertidumbre en la política


A menudo oigo la siguiente afirmación: “Los políticos te piden el voto, pero cuando llegan al poder, se olvidan de la gente”.

Es una opinión que en muchos casos puede compartirse, pero que no deja de ser muy ingenua.

Me explico: los políticos no trabajan para “la gente”, estimados amigos. Lo que llamamos “democracia” no es otra cosa que una mascarada que oculta el verdadero poder.

Es simple: si un político accede al control del estado, es porque no va a trabajar para “la gente”. Y si un político está dispuesto a trabajar para la gente, ENTONCES NO LLEGA AL PODER.

“Trabajar para la gente” implicaría –necesaria, indefectiblemente-, AFECTAR LOS INTERESES DE LOS QUE TIENEN MÁS. Y los que tienen más no desean esto. De allí la sucesión de golpes de estado, fraudes patrióticos, proscripciones o golpes de estado económicos que tapizan toda nuestra historia reciente.

Esto es lo que yo llamo Principio de Incertidumbre de la Política: si un político llega al poder, no cambiará nada. Y si pretende cambiar algo, no llega al poder.

En palabras de Eduardo Galeano: “Si el voto sirviera para algo, estaría prohibido”. Invirtiendo los términos: “Cuando el voto está permitido, ES PORQUE NO SIRVE PARA NADA”.

Los señores que tienen el poder han logrado un sistema de dominación casi perfecto: mantienen o amplían sus privilegios aún dentro del marco formal de la “democracia”.

Felicitaciones.




jueves, 18 de octubre de 2007

El pobre etnocentrismo del doctor Watson


Sorpresa e indignación fue lo primero que sentí al oir las palabras del prestigioso James Watson, premio Nobel y co-descubridor de la estructura del ADN. Muy suelto de cuerpo, Watson aseguró que la inteligencia de los blancos “es superior” a la de los negros, y que es menester admitirlo, al fin y al cabo.

¡Caramba!

Según la visión racista de Watson, cualquiera que haya tenido empleados negros puede dar cuenta de su inferioridad (!?). Es más, agrega Watson: la genética hallará la “evidencia” de su hipótesis en...unos diez años.

Qué tul, abedul!

Duele pensar que semejante barbaridad lombrosiana provenga de la boca de alguien que ha hecho tanto por la ciencia y el conocimiento del hombre. Y en particular, por una disciplina –la genética-, que ha demostrado, justamente, que todos los seres humanos –cualquiera sea su raza o etnia- pertenecemos a una misma especie, el homo sapiens sapiens; que todos los habitantes del mundo descendemos de un grupo de humanos que abandonó África, hace unos 200 mil años, para cruzar a Asia y expandirse por el orbe; y que, en definitiva, las diferencias de color o raza no son más que adaptaciones geográficas de un mismo ser: nosotros, los seres humanos.

La absurda tesis del doctor Watson confunde las consecuencias con las causas. Ignora por completo la influencia social y la cultura en la conducta humana. Y como muchos fascistas que andan hablando pelotudeces, pretende encontrar en la genética las respuestas que convaliden la injusticia.

Ignoramos que clase de empleados negros ha tenido el doctor Watson. Es muy probable que muchos de ellos sean “menos inteligentes” que sus amos blancos (suponiendo siempre que la inteligencia pudiera medirse): pero no será porque son negros, SINO PORQUE SON POBRES. Porque desde niños han carecido de las mismas oportunidades que sus pares blancos.

El doctor Watson afirma que de nada servirá la ayuda social que Europa brinda a África hasta que no se admita su insólita hipótesis. Acaso ignora que las poblaciones negras de África han sido sometidas durantes siglos por los inteligentes europeos. Han sido condenados por más de 400 años a la explotación y la miseria, gracias a los fusiles de los blancos. Y lo mismo puede extenderse a millones de personas de Asia y América.

Quiero concluir este ofuscado opúsculo con un ejemplo, a modo de refutación de la hipótesis del doctor Watson.

En 1999, Unicef elaboró un informe con niños de 5 años, que habitaban en barrios pobres del Conurbano bonaerense y el Gran Rosario. Los resultados fueron asombrosos y aterradores: el 40% de esos chicos tenía un retraso mental, ligero en la mayoría de los casos, pero retraso al fin.

Los nenes estudiados no tenían un nivel cognitivo considerado como “normal” para esa edad. No distinguían los colores y tenían dificultades de aprendizaje. Las razones de ese atraso no son muy difíciles de comprender: son la subalimentación (la carencia de proteínas y vitaminas propia de una dieta de gente pobre) y la falta de estímulos culturales adecuados.

En síntesis: la causa de ese retraso mental no es otra que el subdesarrollo.

No los genes.

Buenas tardes.

martes, 9 de octubre de 2007

Che


Hay una lucha.

Hay una traición.

Hay un pueblo –el mismo pueblo que viene a ser liberado-, que entrega.

Hay una oscura aprensión.

Hay un interrogatorio.

Hay unas palabras escupidas.

Hay alguien que se lava las manos.

Hay una injusta sentencia.

Hay unos soldados que castigan.

Hay un calvario de dolor y sangre.

Hay unos verdugos.

Hay unas palabras finales.

Hay una muerte.

Hay una mujer que llora.

Hay unos soldados que se reparten sus bienes.

Hay un cuerpo inerte.

Hay alguien que pretende exhibir el cuerpo inerte, como un trofeo.

Hay una causa perdida.

Hay un héroe muerto.

Hay un mártir.

Sólo te faltó la cruz.