domingo, 31 de enero de 2010

Haití


Se ha dicho: Haití es el ejemplo más extremo del subdesarrollo.

El ejemplo de una sociedad injusta en la que unos pocos viven en privilegios mientras la mayoría se hunde en la miseria.

Porque el subdesarrollo es así: para que unos pocos vivan la vida loca, millones deben apenas subsistir.

Reitero: el subdesarrollo es así. Para que unos pocos privilegiados sobreconsuman, millones deben subconsumir.

De ese modo, la riqueza de unos pocos no es un hecho contradictorio con la pobreza de unos muchos.

No hay paradoja.

Es un sistema que funciona así.

Haití es extremadamente así.

Lo hicieron así unos pocos ricos.

Porque la miseria no es casualidad.

A la miseria la padecen los pobres.

Y la disfrutan los ricos.


jueves, 14 de enero de 2010

Las deudas se pagan, las estafas no


Como ninguna otra cosa, la deuda externa argentina evidencia y deja al descubierto el funcionamiento de nuestro pobre país subdesarrollado.

El mecanismo es simplísimo: se trata de un grupo de poderosos que utiliza al Estado para obtener ganancias extraordinarias, en connivencia con capitales foráneos. Se trata, básicamente, de una estafa en perjuicio del pueblo, ahora llamado “la gente”.

Porque, amigos, la deuda externa es la más grande estafa en la historia de este patético país mal parido en una Revolución inconclusa.

Una Revolución de la que celebraremos este año un pomposo y triste Bicentenario.

Pero lo más gracioso es que la deuda externa ha sido declarada ilegítima, inmoral e impagable por la Justicia argentina, esa bastardeada Justicia nuestra.

Todo una paradoja.

Y seguimos pagando la estafa.