miércoles, 15 de agosto de 2007

¿Por qué a las escuelas se les caen los techos?


Un día nos desayunamos con que a las escuelas se les caen los techos. O que no tienen gas. O que no están en condiciones de albergar a sus alumnos. Y uno se pregunta por qué, como los chicos cuando no entienden algo (los chicos, digo, tienen esa sana costumbre, la de preguntar por qué)

¿Por qué a las escuelas se les caen los techos? La respuesta no parece muy difícil, amigos: porque el estado responsable de esas escuelas –sea el estado nacional, el provincial o el municipal-, no invirtió el suficiente dinero para que a esas escuelas no se les caigan los techos. ¿Verdad que no es muy difícil de entenderlo? Y esta “desinversión” ocurre desde hace cinco, diez, quince, treinta años. Acaso más. De modo que no veo la sorpresa ante esta lamentable situación.

Pero sigo preguntando por qué, como hacen los chicos cuando no entienden algo. ¿Por qué el estado no invirtió en las infraestructuras de las escuelas?

Bien, aquí tenemos varias posibilidades. La primera es muy elemental: porque quienes manejaron el estado durante muchos años, aseguraban que el estado no debía gastar, que debía “achicarse el gasto público” para que el país finalmente alcanzase la prosperidad. Entonces, estos señores no destinaron dinero a la infraestructura de las escuelas, porque de eso se ocuparía el mercado, o Dios, la Virgen Desatanudos.

Y entonces, a las escuelas, finalmente, se les cayeron los techos.

Otra respuesta posible a la pregunta de por qué el estado no invirtió en los techos de las escuelas es porque, precisamente, el estado carece de ese dinero.

Ahora bien: si esto es cierto, ¿qué pasó con el dinero que el estado debería haber gastado en los techos de las escuelas? ¿Por qué no está donde debería estar ese dichoso dinero?

Es una pregunta clave: si ese dinero no está donde debiera estar es porque fue destinado a otro fin o porque nunca ingresó a las arcas del estado.

Que el estado destina dinero a otros fines, eso es más que obvio, como lo hemos visto recientemente con el pago de casi 10 mil millones de dólares al FMI. (A propósito: ¿usted pagaría una deuda cuyo origen es cuanto menos dudoso?)

Otros dinerillos del estado, claro, vuelan a manos anónimas, en la llamada corrupción. La corrupción es como las cucarachas: por cada una que vemos, hay ochenta que no vemos.

Entonces, ya tenemos el panorama un poco más claro: el dinero que corresponde a los techos de las escuelas se pierde en gastos inútiles o en la corrupción. Pero hay una cosa más: parte de ese dinero no se recauda. ¿Cómo? ¿Por qué no se recauda?

La respuesta es vital: porque el sistema tributario argentino está sostenido por impuestos al consumo y no por impuestos a la renta. Los impuestos al consumo los pagamos todos por igual, ricos y pobres. Los impuestos a la renta son pagados por los que tienen más.

En los países llamados desarrollados (vg., los países nórdicos), los ricos pagan altísimos impuestos a la renta. En esas naciones, el sistema tributario está basado en impuestos a los ricos, y en menor medida, en impuestos al consumo.

Exactamente al revés que nosotros.

En otros términos: en los países desarrollados, los ricos no pagan altos impuestos porque viven en países desarrollados. Esos países son desarrollados porque los ricos pagan altos impuestos. En esos países, a las escuelas no se les caen los techos porque el estado recauda el dinero de los ricos y los destina a los techos de las escuelas.

Ups, ¿vieron que no era tan difícil de entender?

Finalmente, llegamos a la respuesta de nuestro primer porqué: en nuestro país, a las escuelas se les caen los techos porque los ricos no pagan impuestos.

A las escuelas se les caen los techos –y podríamos extender el caso a los insumos de los hospitales, a los baches de las calles, a la atención de los ancianos y un largo pero larguísimo etcétera-, digo, a las escuelas se les caen los techos porque el estado no recauda como debe y no gasta como debe. No recauda porque los ricos –que son cada vez más ricos- no pagan sus impuestos como debieran. Y lo que el estado recauda –mal-, lo gasta mal.

Esta es la razón, finalmente, por la que a las escuelas se les caen los techos.

Buenas tardes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hizo poner seria, escuche:
Hace 5 meses que no tengo clases porque no hay edificio para una institución fundada hace 20 años por Anibal Arias, Mederos (entre otros), a la cual asistimos 2000 alumnos que queremos aprender "música argentina".
PUnto y aparte.
YO trabajo en una escuela de provincia privada, porque como no tengo título, y no puedo terminar la carrera, porque no hay edificio... no puedo trabajar en las públicas. El caso es que en esta escuela, desde el 21 de julio se formó una cola en la puerta (casillas rodantes y reposeras incluídas) para una inscripción que será en octubre y que ya está decidido, será por sorteo. Frente al reclamo que los aspirantes a las vacantes hicieron en la municipalidad, el señor intendente de mi pueblo, quien debería defender y ofrecer la posiblidad de que sus hijos asistan a cualquiera de las 6 escuelas públicas de Suipacha, pidió a las autoridades del colegio que contemplaran el derecho de estos futuros alumnos a recibir una "buena educación en un lugar confortable".

Derecho a recibir educación gratuita dicen los derechos del niño. No sé si pensar en que nuestro intendente es un inepto o un tarado.

Buenas tardes

aristideseljusto dijo...

La desconozco... Es usted, libélula??????????

aristideseljusto dijo...

No, en serio. Hicieron ya los reclamos pertinentes??? Entonces, huelga, paro, marcha, corte de calle, piquete, algo hay que hacer...Está claro que las escuelas no son prioridad en este modelo de país. Las escuelas son peligrosas...