jueves, 17 de enero de 2008

Yo no pido permiso para protestar



Ahora resulta que hay que pedir permiso para protestar. Esto es, al menos, lo que propone la Justicia porteña.
Permiso para protestar. Todo un contrasentido: porque para protestar no hace falta pedir permiso, queridos amigos.
En este caso, se trata de un proyecto que obliga a los eventuales manifestantes a “avisar” sobre su protesta, no vaya a ser que moleste el buen gusto y los intereses de la gente decente. Al parecer, muchos porteños están de acuerdo con la medida, que recibió el beneplácito del nuevo Jefe de Gobierno de la Ciudad, como era de esperar.
Uno se pregunta si muchos de esos porteños hubieran estado de acuerdo con este proyecto, allá por los aciagos días de 2001/2002, cuando todo era caos, piquete y cacerola.
Seguramente que no.
En ese entonces no había que pedir permiso para protestar. Los medios de comunicación hablaban de el pueblo que se levantó contra la injusticia, o bien, de la gente que tomó las calles, harta de que le metan la mano en el bolsillo, y otras grandilocuencias para el caso.
Claro, cuando a muchos porteños les meten la mano en el bolsillo vale protestar. Pero ahora que muchos recobraron buena parte de sus ahorritos pedorros y ahora pueden comprarse su querido plasma, ahora no vale protestar.
Para muchos argentinos, sólo vale protestar cuando se afectan sus intereses. Para muchos porteños, el único derecho que admite cualquier clase de protesta es el suyo y sólo el suyo.
Como si en la ciudad –y el resto del país- no hubiese pobres, pibes sin empleo ni futuro, esto es, gente con todo el absoluto derecho de protestar.
Claro, ahora que protestan estos negros de mierda, ahora no vale hacer piquete.
Es curioso. Yo mismo hice un piquete hace unos días, cuando a muchos vecinos nos dejaron sin luz ni agua. Entonces salimos a las calles y las cortamos. ¡Hasta vino la televisión!
Aquellos vecinos que tenían luz, claro, no se plegaron al piquete. Como era de esperar en estos garcas de mierda que somos, al fin y al cabo, los argentinos.