jueves, 1 de noviembre de 2007

Preferiría tener pelo


El gracejo popular sostiene que la Naturaleza “es sabia". Es una frase a menudo usada para justificar que se desconoce la causa de algún fenómeno. Como no se comprende el porqué, se dice "la Naturaleza es sabia", y se acabó el entuerto. Así, si llueve o deja de llover, si nos engripamos o nos resfriamos, no faltará el que diga "por algo será, la Naturaleza es sabia..."

­Minga...!

Porque no siempre la Naturaleza es sabia. De otra forma no se explica por qué a los hombres se nos cae el pelo lastimosamente, mientras que en otras partes de nuestro cuerpo el pelo crece sin ningún tipo de tapujo o pudor. La pregunta del millón es: ¿Por qué nos quedamos pelados? ¿Por Dios, por qué...?

Los antropólogos sostienen que nuestros antepasados homínidos estaban totalmente recubiertos de pelos, al igual que los chimpancés, nuestros parientes más cercanos. En un determinado punto de la evolución -tal vez como respuesta a medio-ambientes más cálidos-, comenzamos a perder el pelo corporal, del que sólo conservamos hoy un leve vello superficial. Quedan, claro, vestigios de mayor densidad: la cabeza -exceptuando a los pelados-, la barba -salvo la mayoría de las mujeres-, las axilas y las partes pundonorosas.

Nadie sabe por qué el pelo de los hombres empieza a caerse en un determinado momento de nuestras pobres existencias. La alopecía genética -básicamente masculina-, no puede detenerse porque está programada en nuestro ADN, como ser alto o de ojos celestes. Ningún sabio ha comprendido hasta el momento la utilidad de esta "adaptación", excepto la de hacernos una malasangre terrible o la de alimentar a los fabricantes de bisoñés o pelucas.

¿Por qué carajo se nos cae el pelo? ¿Por qué -mientras mi cabeza se va quedando calva-, me salen pelos por otros lados? He tenido que acostumbrarme, por caso, a rasurame el interior de la nariz o los pabellones auriculares. Me salen pelos extraños en las cejas y en la espalda, ¡¡¡pero nunca en la cabeza!!!

El escritor Eduardo Galeano sostiene que si el pelo fuese verdaderamente importante, CRECERIA DEL LADO DE ADENTRO DE LA CABEZA. Esas son argucias de un intelectual que se ha quedado pelado. En nuestras sociedades consumistas y superficiales, EL PELO ES MÁS IMPORTANTE QUE EL CEREBRO. Al fin y al cabo, ¿para qué sirve tener sesera e intelecto? PARA HACERSE MALASANGRE CON EL GOBIERNO.

Yo preferiría tener pelo.

5 comentarios:

Juana Geisha dijo...

yo también prefiero tener cabello a neuronas danzantes.
ups! era al revés!
prefiero las neuronas danzantes del sr. smiders. noo del señor Burns.

bueh, masaje al cerebro Pilgrim!
abrazo de oso depilado.
chuicks!

aristideseljusto dijo...

Jajajajajajaj!!!!!!!!
Estás chapita, Juana!!!!!!!

luciérnaga furiosa dijo...

yo tengo plumas de colores.

¿quiere?

aristideseljusto dijo...

Me pondría un plumero, si no fuera tan ridículo...

Anónimo dijo...

Clavado... Estaria bien quedarse calvo si fuera un proceso standard de la edad madura.Me refiero que todos los hombres perdieran pelo a los veinti..pocos. Pero a parte de que somos discriminados sexualmente ( no nos comemos jamas ni un rosco) no se que ley social dice que tenemos que vivirlo con verguenza.!Como si yo lo hubiera escogido! Lo dicho... muy mala sangre para un hombre ,que te vean como un viejo a los 30 años