Cuando la
dictadura arreciaba con su horror, sólo un puñado de mujeres salió a las calles
para poner el cuerpo contra la opresión.
Y mientras los
honestos ciudadanos se guardaban en sus casitas presos del miedo o la complicidad,
allí estaban ellas, marchando.
Y mientras
Mirtha Legrand no denunciaba vivir bajo una dictadura, allí también estaban
ellas poniendo, literalmente, el pecho a las balas.
Las Madres.
Las Abuelas.
Por eso,
cuando ya ninguna de ellas quede con vida –y esto ocurrirá más pronto que
tarde-, su leyenda no morirá.
Porque son las
Imprescindibles.
Las Madres.
Las Abuelas.
Porque ya son
Invencibles.
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