sábado, 3 de enero de 2009

Somos todos judíos y musulmanes


Un estudio genético realizado en España demostró que los españoles y los portugueses “puros” (no mezclados con otras nacionalidades) tienen un 70% de genes europeos, un 20% de genes sefaradíes (judíos españoles) y hasta un 10% de genes norafricanos (esto es, musulmanes).

El estudio no hace más que ratificar que la mayoría de los pueblos de Europa (y los de todo el mundo) son una ensalada de genes, producto de las migraciones, las mezclas y las caídas y ascensos de imperios y reinos a lo largo de la historia.

Ahora bien: si los españoles tienen esta configuración genética, muchos de nosotros, aquí en Argentina y en toda América, -por herencia de la colonia y la inmigración-, deberíamos tener trazas similares.

De mis cuatro abuelos, tres eran españoles-españoles, y el cuarto, hijo de españoles. Casi podría decirse que yo mismo soy un español que nació en Argentina, pero un tiempo más tarde.

Dicho de otro modo: es muy probable que muchos de nosotros seamos, aunque sea remotamente, un poco judíos y un poco musulmanes.

Vaya sorpresa para esos tipos racistas, saber que –muy en el fondo de sus células-, poseen genes de los mismos pueblos a los que aborrecen.

Si lo pensamos de otra manera, cultural y/o genéticamente, todos somos un poco judíos, un poco árabes, un poco latinos, un poco griegos, un poco germanos, un poco celtas, un poco amerindios, un poco negros, un poco eslavos.

Un poco de todo.

De ahí que sea tan estúpida y racista la creencia que supone la existencia de “razas puras” o etnias “privilegiadas”.

Pura mierda nazi-fascista.

Resulta incomprensible, entonces, aquí, desde tan lejos, captar la esencia del conflicto entre israelíes y palestinos, pueblos semitas hermanos que se profesan tanto odio.

A menos que uno entienda que la economía, la política, la guerra (que es la continuación violenta de las dos primeras) o las religiones separan lo que es una sola cosa.

Piénsenlo más detenidamente de ahora en más: cualquiera de ustedes puede ser judío o palestino. O ambos. Los genes no mienten.






2 comentarios:

celebrador dijo...

El odio utiliza la genética cuando le conviene, y la olvida cuando le estorba

aristideseljusto dijo...

Por si fuera poco, acaban de descubrir lazos genéticos entre una antigua cultura peruana y los originarios habitantes del Japón, los aínos.
Quéteparece!!