Siempre que ocurre algún hecho trágico o lamentable en este maldito país –y lo último fue el maltrato y la burla que un alumno le prodigó a su maestra de historia: una escena casi cotidiana en cualquier escuela pública argentina-, digo, siempre que ocurre algo lamentable, se dice: “El país está en crisis: todos, de algún modo, tenemos la culpa...”
¿Todos? ¿Cómo “todos”?
¡¡Todos, las pelotas!!
Porque, ¿saben qué?: YO NO TENGO LA CULPA DE TODA LA MIERDA QUE OCURRE EN ESTE PAÍS.
Más bien lo contrario.
Y aquí lo demuestro.
Cuando los milicos dieron el golpe del 76 e instauraron el plan monstruoso de Martínez de Hoz, yo era apenas un nene de seis años que ingresaba a primer grado. Cuando el borracho de Galtieri –aclamado por una multitud en la Plaza de Mayo-, nos embarcó en la absurda Guerra de Malvinas, yo tenía sólo doce años y aún estaba en la escuela primaria (que hice, ups, entre 1976 y 1982, qué hermosa época!)
Recién en 1983, cuando volvió la democracia, me incliné inicialmente hacia Alfonsín desde mis muy precoces trece años. Pero pronto fui cayendo en la decepción con la primavera alfonsinista.
En 1989, cuando voté por primera vez –esto es, cuando pude por vez primera ejercer alguna pequeñísima influencia en los destinos de mi país-, voté contra Menem. Y no sólo eso: me transformé en un furibundo antimenemista y luché con todo lo que pude y hasta donde mi alcance me lo permitía contra ese gobierno nefasto. Escribí en la revista Humor, estudié sociología y periodismo, discutí con todos sobre el daño que el emirato mafioso estaba haciéndole al país. Me quedé solo como Gary Cooper en A la hora señalada y lo único que conseguí fue la misma respuesta de parte de mis queridos compatriotas: “Vos tenés razón, pero yo tengo que pagar el auto en cuotas...”
En 1994 predije que la convertibilidad terminaría con muertos en la Plaza de Mayo: se me rieron en la cara... Quise salir a protestar y a romper todo cuando se privatizó YPF, pero nadie me acompañó. (¿Por qué no salieron en ese momento, digo, por qué no salieron cuando se entregaba el patrimonio público, los boludos caceroleros que saltaron por el corralito, o los tarados que ahora apoyan a los rentistas “del campo”?).
A partir de aquella época, me opuse a todo lo que hizo ese gobierno maldito, y luego me opuse a De la Rúa, a Duhalde, a Kirchner y ahora a Cristina. Desde que tengo uso de razón, vengo sosteniendo que el problema de la Argentina es su crónico subdesarrollo, y así lo vengo planteando –con muy escaso éxito-, en cuanto foro he tenido a mi alcance.
En otros términos: yo no tuve la culpa de los milicos la represión el plan de Martínez de Hoz la estatización de la deuda privada externa Malvinas la “plata dulce” el plan austral los 13 paros el “Felices Pascuas, la casa está en orden” el golpe de estado económico del 89 el mememato corrupto la convertibilidad las privatizaciones la desregulación el “primer mundo” el voto cuota la plata dulce 2 las obras de Sócrates la desocupación la tablita de Machinea el corralito el corralón el cacerolazo el helicóptero de De la Rúa la pesificación asimétrica la licuación de deudas Kosteki y Santillán el pago de la deuda al FMI las escuelas sin gas los alumnos que maltratan a sus maestras la crisis del campo ni ninguna otra mierda que ocurra o haya ocurrido en este país de mierda.
Para decirlo bien claramente: YO NO TENGO LA CULPA DE LA DEBACLE QUE LOS ARGENTINOS CONSINTIERON Y/O VOTARON Y/O APOYARON ESTUPIDAMENTE.
Mas bien lo contrario: SOY UNA VICTIMA DE LOS ARGENTINOS.
No solo no tengo la culpa: LES ARROJO LA PRIMERA PIEDRA.
Así es que, EXIJO QUE ME EXCLUYAN DE ESE PRESUNTO “TODOS”, GENERICO AL QUE SE LE ATRIBUYE LA RESPONSABILIDAD DE LOS MALES ARGENTINOS PARA LIBERAR DE CULPA A LOS VERDADEROS RESPONSABLES.
Buenas noches.
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