Sea como fuere
que tu carrera profesional prosiga de aquí en más, quiero decirte gracias,
Roger, por tanto tenis.
Por combinar
en cada cancha la eficacia, la técnica y la elegancia.
Por tu revés
exquisito.
Por inundar de
placer los ojos de los que gustamos de este deporte.
Por tu talento
y tu caballerosidad.
En síntesis,
por transformar al tenis en una suerte de
arte.
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