Los países llamados “desarrollados” funcionan gracias a un simple principio social: los que más tienen, más aportan, de modo que no haya personas que no tengan nada.
Dicho de otro manera: los ricos “ceden” parte de sus ingresos para que en el país no haya pobres.
Es algo beneficioso para todos –incluso para los propios ricos-, y para la estabilidad misma del sistema.
Ese dinero que se recauda básicamente de los ricos es administrado por un estado fuerte que lo destina a las actividades más importantes que puede tener cualquier nación: salud, educación, jubilación, seguridad, etc.
El mecanismo fundamental para lograr este esquema social es un sistema tributario progresivo que se basa en impuestos a la riqueza. Mediante este esquema se logra un nivel de vida relativamente bueno para casi toda la población, y una sociedad estable y previsible.
(Desde luego que los países “desarrollados” distan de ser perfectos, y no están exentos de los conflictos que conlleva el propio capitalismo. Un buen ejemplo de ello es el de Islandia, un país de altísimo nivel de vida que se vio conmovido por la reciente crisis mundial)
Los países “subdesarrollados”, en cambio, padecen un esquema inverso: en ellos, los ricos se han convencido de que tienen derecho a preservar sus privilegios, y por ende, existen los pobres, el conflicto y la inestabilidad social.
En países como la Argentina, capaces de sostener teóricamente a una amplia población, la sola existencia de pobres implica –necesariamente-, que hay ricos.
En otros términos: si hay para todos, que haya muchos que no tienen nada es porque hay unos pocos que se quedan con más de lo que les corresponde.
Dicho de otro modo: en estos países, la existencia de los pobres es una inevitable consecuencia de la existencia de los ricos.
Simplificando más: Los pobres son una consecuencia de los ricos.
En los países subdesarrollados, el sistema tributario se basa en impuestos al consumo, que -en proporción-, gravan más a los que menos tienen. El sistema tributario de estos países es –entonces-, funcional a los que tienen más.
La primera medida que debiera tomar un gobierno “progresista” de un país subdesarrollado sería la de cambiar el sistema tributario para hacerlo más progresivo.
Conclusión: el principal problema de los países pobres no es la pobreza sino los ricos.
1 comentario:
saludo con la mano y con sonrisa
es verdad lo que dice
pero es de noche y si me pongo tan seria se me va a descolgar algo
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