“La única verdad es la realidad”, decía el General en una de sus más famosas citas. Ahora bien, ¿qué es “la realidad”?
La respuesta es muy simple: la realidad es lo que pasa en la tele.
Lo que pasa en la tele, pasa.
Lo que no pasa en la tele, no pasa, aunque pase.
De este modo simple se construye la realidad y se da por verdadero o válido lo que determinan los medios.
Erich Fromm decía que gran parte de lo que creemos que es “la verdad” no es sino “el consenso de la mayoría manipulado por aquellos que detentan el poder”.
Los medios se han vuelto eficaces mecanismos para manipular esa realidad y para transformar lo falso en verdadero, lo verdadero en falso, o lo que fuese menester para el poder de turno.
Así, durante mucho tiempo, se nos hizo creer que el Estado –sin ningún lugar a duda posible-, era una entidad obsoleta que debía ser desmantelada.
Así nos fue.
Otro buen ejemplo de la manipulación de la realidad es el caso de la “inseguridad”. Está bien claro que el delito aumentó en los últimos años, lo que puede comprobarse desde la ciencia social. Pero la reiteración de casos mostrados desde los medios, en determinadas circunstancias propicias, no es algo azaroso.
Es simple: si conviniera al poder, la “inseguridad” no existiría. Y para los medios se trataría, apenas, de “algunos delitos violentos ocurridos aisladamente”.