miércoles, 16 de junio de 2010

Cuándo una noticia es noticia


Noticia es cuando un hombre muerde a un perro, no cuando un perro muerde a un hombre”, me enseñaron en TEA.

En otros términos: la noticia es “un hecho extraordinario –esto es, fuera de lo ordinario-, que merece ser contado”.

Tal la definición de manual.

Ahora bien: ¿cuándo un hecho se vuelve una noticia? ¿Quién determina que tal o cual hecho merece ser contado?

Es bien claro que una situación de tipo catastrófica –un terremoto, por caso-, será unánime tapa de todos los diarios, el día después.

Las malas noticias suelen ser noticia.

Al mismo tiempo, un mismo hecho puede no ser tratado de la misma manera por todos los medios, lo que quizá resulte saludable para la biodiversidad de la opinión pública.

Sin embargo, ¿por qué un medio puede resaltar una noticia y otro ignorarla olímpicamente?

Todo dependerá del lugar ante el mundo que tengan los periodistas, su cosmovisión (su Weltanschauung, dirían los filósofos). Esto significa que los periodistas no son meros “mensajeros” que trasladan asépticamente los hechos de la realidad al conocimiento del público. Tienen opiniones, ideas e intereses que influyen en el modo en que se presentan las noticias.

Y en este punto vital hay que detenerse: en los últimos años, la mayoría de los medios –los importantes, al menos-, se han transformado en grandes empresas periodísticas. Esto es, en organizaciones que existen bajo un criterio de rentabilidad más que de objetividad. De modo que tienen poderosos intereses económicos que no deben perderse de vista cuando se lee tal o cual periódico o se mira tal o cual noticiero.

Es entonces que propongo una nueva definición de noticia, ideal para los estudiantes de TEA:

“Noticia es todo aquello que nos conviene que haya sucedido”.

Creo que está más acorde con los tiempos que corren.