lunes, 25 de mayo de 2009

¿Qué festejamos cuando festejamos el 25 de mayo?


El 25 de mayo de 1810 es el día fundacional de nuestro país.

Pero, ¿qué recordamos cuando recordamos el 25 de mayo? Recordamos que un grupo de criollos tomó el control del gobierno de Buenos Aires y se lo quitó al virrey de España, fundando así un nuevo (proyecto de) país, hasta entonces una colonia.

¿Es esto así?

La Revolución de Mayo fue efectivamente una movida audaz. Pero ni bien se echó a andar, se manifestaron en su seno elementos contradictorios: ¿qué clase de país pensaban hacer los primeros patriotas? ¿Qué modelo de país pensaron, por caso, Moreno y Belgrano, las dos cabezas de aquella Revolución?

Pensaron en un modelo de país sin privilegios, fundado en la producción, en la educación pública y técnica, y hasta en la industria (si, Belgrano hablaba de industria ya en ese tiempo). En síntesis: un modelo de país progresista, basado en el libremercado (lo que entonces era “revolucionario”) y con capacidad de acción autónoma en el contexto internacional.

En otros términos: un modelo de país que mucho después se llamaría “desarrollado”

Sin embargo, ¿qué país finalmente se impuso tras años de guerra de liberación y luchas internas?

Un país para unos pocos, basado en las ventajas comparativas estáticas del campo y dependiente de Inglaterra.

¡Lo contrario a lo que soñaran Moreno y Belgrano!

Dicho de otro modo: el proyecto iniciático de la Revolución de Mayo fracasó o quedó abortado, y sólo en muy pocas ocasiones de nuestra historia se manifestaron elementos progresistas de gobierno.

La Revolución quedó trunca.

De algún modo, la Argentina es –casi desde su inicio-, un país inconcluso.

Llegó la hora de terminar lo que se inició aquel 25 de mayo de 1810.




miércoles, 6 de mayo de 2009

El argentino medio y su auto


El objetivo central en la vida del argentino medio es tener un auto.

Toda su existencia gira en torno a ese vano deseo.

En la consecución de su fin, el argentino medio no escatima esfuerzos ni sufrimientos, y hasta es capaz de vender al país entero a cambio de su objeto fetiche.

Cuando consigue tener su querido autito, el argentino medio pasa automáticamente al siguiente nivel de deseo: tener un auto mejor.

Y así se reproduce el sistema.

Sucede que para el argentino medio, el auto no es simplemente una forma de transporte con cuatro ruedas: es un objeto de status social, una deidad con la que enrostrar a amigos, parientes y vecinos.

El que tiene un auto es mejor que aquel que no lo tiene.

El que tiene un auto mejor es mejor que aquel que tiene un auto inferior.

Y así sucesivamente.

En la escala de valores del argentino medio, el más admirado es el que tiene el mejor auto.

El que tiene el mejor auto, tiene el pene más largo.

Tener un auto te hace más atractivo ante las mujeres, y para las mujeres poseedoras de auto, es un símbolo de “libertad”.

El auto es sinónimo de poder.

Para muchos argentinos medio, el auto lo es todo.

En no pocos casos, el argentino medio le dedica más atención a su auto que a su propia familia, o aún a sí mismo.

Si el argentino medio le dedicara al país la misma atención que le prodiga a su autito, la Argentina sería una potencia mundial.