jueves, 18 de diciembre de 2008

La Generación M


Cuando veo en las noticias a esos pibes de 12, 14 o 16 años que salen a robar y –en el peor de los casos-, a matar, siempre me hago la misma pregunta:

¿Quién gobernaba el país cuando esos pibes nacieron?

La respuesta a esa pregunta, invariablemente, es siempre la misma.

Ustedes saben a quién me refiero.

Y no es casualidad.

Porque las cosas no ocurren por casualidad: uno cosecha lo que siembra. Y lo que se sembró durante el emirato corrupto lo estamos cosechando ahora, en cómodas cuotas.

Es simple: el daño que ese gobierno nefasto le hizo al país es tan grande, que será muy difícil repararlo, aún en muchas décadas.

Esos pibes son parte de lo que yo llamo la Generación M.

Es la generación de los pibes chorros, los cachorros del subdesarrollo que salen a robar y a matar.

Pero es también la generación de los pibes que les prenden fuego al pelo de las maestras, la de los pibes que les ponen un condón en la cabeza a las profesoras y lo filman todo con un telefonito.

Son los pibes de la subeducación.

Es la generación de los pibes que no pueden articular cinco palabras coherentes, la generación de los idiotas culturales, la generación de la subalimentación, el paco y la mediocridad.

Esa es la Generación M.

Un informe emitido por TN demostró que los niños que se alimentaron mal durante la crisis de 2001/2002 tienen ahora dificultades de aprendizaje o bajo desempeño en la escuela.

Comer mal te impide pensar.

Ya en 1999, la Unicef había hecho un estudio con chicos pobres del conurbano bonaerense y el Gran Rosario. Los resultados fueron aterradores: el 40% de esos niños padecía una suerte de retraso mental, leve en muchos casos, pero retraso mental y madurativo al fin. Las causas no eran otras que la mala alimentación y la falta de estímulos cognitivos adecuados.

Que haya gente que no piensa es muy conveniente para algunos.

La Generación M ya está entre nosotros, y dentro de algunos años gobernará el país.

Es una cuestión de tiempo.