sábado, 28 de junio de 2008

Breve reivindicación del Viejo Illia (o Que vuelva la Tortuga)



El 28 de junio de 1966 se consumó uno de los hechos más vergonzosos de la historia de este país. Con la indiferencia de “la gente” y la ominosa participación de parte de la prensa local, las FF.AA. depusieron de la presidencia al Dr. Arturo Umberto Illia.
Los llamados “factores de poder” actuaron –una vez más-, en defensa de sus miserables intereses, y protagonizaron un nuevo golpe de estado, uno de los tantos que asolaron nuestra historia.
Entre los argumentos absurdos que se utilizaron para justificar el golpe, se aseguraba que Illia era demasiado lento e irresoluto: una “tortuga”, como le decía la prensa.
Pero resulta que Illia –un médico con fama de honesto-, no era ninguna tortuga: su gobierno, acaso, fue el mejor gobierno que hemos tenido en las últimas décadas. Porque Illia tomó una serie de medidas que, vistas hoy a la distancia, no dejan de asombrar por su audacia y su progresismo.
¿Qué fue lo que hizo?
Illia anuló los contratos petroleros de Frondizi, por considerarlos una onerosa carga para la Nación; sancionó una Ley de Medicamentos que protegía la industria nacional y ponía límite a las multinacionales del sector; elevó el presupuesto de Educación al 23%, una suma increíble aún hoy; redujó la deuda externa y se dice que expulsó a los emisarios del FMI; rechazó enviar tropas a República Dominicana, como exigía EE.UU., en otra actitud que demostró su valentía e independencia; e intentó desproscribir al peronismo, que no había podido participar en las elecciones que lo llevaron a la Casa Rosada.
En síntesis, su gobierno fue verdaderamente progresista, y tuvo a los países nórdicos como modelo a seguir. La cultura experimentó un florecimiento, y hasta la economía mejoró y el PBI creció un 10% anual.
Todavía uno se pregunta cómo pudo gobernar con todas las clases dominantes en contra y una brutal campaña de los sindicatos peronistas, y aún así conseguir logros en todos los rubros de gobierno.
Su breve período en el poder (1963-1966) demostró que la Argentina podría ser otro país si estuviese gobernado por dirigentes honestos y valientes que no dudasen en tomar decisiones a favor de la Nación y en contra de los mezquinos intereses sectoriales de los ricos.
Dicen que aquel frío día de junio, Illia se negó a abandonar su cargo cuando los militares quisieron desalojarlo de su despacho. Entonces vinieron los refuerzos y casi a empellones lo sacaron de la Casa Rosada. Después de escupirles en la cara su desprecio, Illia rechazó un auto que le “brindaban” los golpistas, se tomó un taxi y se fue a la casa de su hermano. El taxista no le quiso cobrar.
El Viejo volvió a la pobreza digna con la que había llegado a la Presidencia.



Foto: Arturo Illia abandonando la Casa de Gobierno luego de su derrocamiento (Publicada por la Revista Gente).

viernes, 20 de junio de 2008

Belgrano, ese héroe que no merecemos (o El día en el que murió la Argentina)



Un día como hoy, el 20 de junio de 1820, moría Don Manuel Belgrano. Ese mismo día, a mi juicio, moría también la Revolución de Mayo. Y de algún modo, la Argentina como proyecto de país en serio.
Ese día, la Revolución y la Argentina murieron con Belgrano.
Oscuramente olvidado, humillado y en la bancarrota, así moría este héroe de verdad, este mártir, este Arístides nuestro. Este hombre que lo dejó todo por su patria, que se cargó al hombro un ejército sin ser militar, que soñó y pensó un país que nunca se concretaría.
El de esa Revolución inconclusa.
Por eso digo que este es un día trágico: representa la muerte de un hombre y de algún modo, la de un país.
Muchos años después, en homenaje a su creador, se instauró el feriado del Día de la Bandera. Se supone que los feriados son para recordar, se trate de un hecho triste o glorioso. Pero claro, hoy, el feriado del recuerdo se pasa para cualquier día, total todo da igual.
Más importante es el miniturismo.
Flaco homenaje le hacemos a este hombre, el mejor que ha dado este pobre país. Este héroe que en su lecho de muerte no pudo siquiera costear los honorarios de su médico. Y que tuvo que pagarle con un reloj.
Hoy, ese reloj ha sido robado del museo donde estaba guardado.
Todo un símbolo.
Robar el reloj de Belgrano: país de ladrones, que se roban la historia.
Si, lo repito para que lo oigan claramente: país de ladrones.
Ese día aciago, ese 20 de junio de 1820, cuando Belgrano moría oscuro y olvidado, también se lo recuerda como el “día de los tres gobernadores”. Era el principio del fin de la Argentina: el comienzo de esa anarquía que nos caracteriza y que dura hasta hoy mismo.
Hasta hoy mismo.
El comienzo del país de siempre, el de los estúpidos enconos, el país donde siempre ganan los hijos de puta de siempre.
Este país que no se merece un héroe como Belgrano.






link de lo que puse el año pasado al respecto:


miércoles, 4 de junio de 2008

Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía

Argentina año verde: me llega una factura de Edesur con un importe pagar igual a CERO PESOS. ¿Cómo? ¿Cómo dijo? Si, cero pesos a pagar. Consumí energía eléctrica, pero no tengo que abonarla. Edesur, gentilmente, no me la cobra.
Según la factura, la razón es un “reclamo técnico”. ¿Qué significa esto? Significa que en reiteradas ocasiones reclamé por el servicio deficiente que me brinda Edesur. En el verano pasado, en mi barrio, estuvimos varios días sin luz, lo que llevó a muchos vecinos a salir a protestar y a cortar calles y a patear cosas.
Edesur me hizo piquetero.
Desde entonces, sufro cortes de luz intermitentes, falta de fases, o subidas y bajadas abruptas de tensión. En síntesis: un servicio deficiente por el que –en otro país, en un país serio-, Edesur ya habría perdido la concesión.¿Qué hace Edesur ahora? Prefiere no cobrarles a muchos vecinos, desactivar su bronca acumulada, acaso para evitar onerosas multas o juicios largos y millonarios en su contra.
Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.
Edesur no me cobra porque reclamé por un servicio deficitario. ¿Acaso debo darle las gracias? Está claro que Edesur enjugará esta “pérdida” de otro modo. Al fin y al cabo es una empresa capitalista cuyo único objetivo –como el de toda empresa capitalista- es obtener una ganancia. ¿Cómo va a enjugar Edesur esta pérdida?Muy simple: se viene el aumento de las tarifas.